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martes, 24 de julio de 2012

Museo Chicote, un pedazo de la historia de Madrid adaptado a los tiempos modernos


Pedro Chicote fue un prodigio de los cócteles desde que con siete años tuvo que ponerse a trabajar en un mercado. Allí ofrecía ingeniosas mezclas de bebidas a los pescadores que paraban de madrugada. Con 17 años le contrataron como camarero en el hotel Ritz de Madrid, donde el embajador de Brasil le regaló, ya como barman, una botella de licor. A partir de entonces, además de regentar el bar de Las Cortes, comenzó su fiebre coleccionista y tras abrir el bar de copas que todavía hoy lleva su apellido en Gran Vía, 12, en el año 1931, instaló un museo de bebidas donde almacenó casi 20.000 botellas únicas. Ava Gardner y Ernerst Hemingway, Jacinto Benavente, Dalí, Alexander Fleming, Cela, Charlton Heston, Gregory Peck... se han paseado por el local. Artistas, escritores y políticos fueron y son su mejor clientela. Algunas leyendas de Madrid cuentan que, durante y después de la Guerra Civil, en el bar de Chicote se hacía contrabando de penicilina... pero eso es lo de menos, lo que le dió fama internacional fueron sus cocktails y el don de gentes que tenía. Tres pesetas costaban los combinados corrientes y un duro los cocktails especiales. Precios desorbitados para los bolsillos de la década del 40.  El local siempre ha sido un lugar de encuentro de personajes famosos de cada época. En los años 80 fue centro de reunión de los personajes de la llamada "movida madrileña" y desde 1984 pasó a manos de otros porpietarios que han seguido con la tradición del local.
Uno de sus cócteles más famosos es el Chicote, una mezcla de vermú, ginebra y grand manier, y también destacan el dry martini o el ginfizz, aunque en este momento no son los mejores de la ciudad ni mucho menos, merece la pena tomarlos allí por el entorno. La carta está repleta de sugerentes y curiosos nombres: Esperanza (con ginebra), Lago azul (con ron) o Julepe de menta (con tequila). Con el tiempo, se han incluido novedades, como el Alaska Sof, que llevaba el nombre de la cantante Olvido Gara, habitual entre la clientela. Esta coctelería mítica, con años y años a sus espaldas, ha sabido conservar lo mejor de su historia, llena de glamour y encanto, sin perder el tren de la modernidad, ya que en la actualidad cuenta con una cabina donde el dj pincha sus temas, hay una interesante programación de música electrónica y los uniformes de los camareros de noche han sido creados por Amaya Arzuaga. Funciona como coctelería hasta medianoche que se transforma en club y allí puedes encontrar a gente de 20, 30, 40, 50, 60 o 70 años.

Gran Vía, 12. Madrid, 28013. Centro-Justicia
Metro: Gran Vía (Líneas 1 y 5)

Teléfono: 91.532.67.37. Todos los días: 17-03h.

Plaka y Monastiraki, el encanto del corazón de la vieja Atenas

Plaka es el barrio más antiguo de Atenas y Adrianou la calle más antigua, de hecho plaka significa "viejo" en dialecto arvanita una lengua emparentada con el albanés y ya extinguida. Se le conoce como el barrio de los dioses por su cercanía a la Acrópolis y se caracteriza por sus calles estrechas enlosadas llenas de tiendas de todo tipo, tabernas griegas y restaurantes. Es realmente lo que recuerda a esa vieja capital bizantina  y otomana que un día fue Atenas antes de convertirse en la capital del país. Monastiraki es la principal entrada a Plaka. Se trata de una plaza peatonal conectada a la calle Ermou, una arteria también peatonal que es además la mayor calle comercial de Atenas y que nace en la plaza de Syntagma, frente al Parlamento. En la calle Ifestou y sus alrededores cada domingo se instala el famoso pazari un mercadillo en el que se puede comprar prácticamente de todo y donde el regateo es imprescindible. A Plaka no solo van los turistas o no es un barrio solo para turistas, sino que además es uno de los lugares favoritos de los atenienses para salir a cenar o pasear, ya que es una zona muy agradable en la que el tráfico de coches está totalmente restringido.
En las tiendas puedes encontrar joyas, las típicas sandalias griegas de cuero, réplicas en maderas de los carteles de las tebernas y artesanía. En la calle Pandrosson 89 vive un zapatero que desde los años 70 hace sandalias artesanas que han comprado famosos como Barbra Streissand o John Lennon. Hay algunos lugares históricos que puedes visitar como el Monumento a Lisícrates; la Antigua Ágora, un centro político y administrativo de la antigua Grecia; el Museo de Folklore Griego o el Museo de Instrumentos Musicales Griegos, pero lo importante es perderte por sus calles, entrar en alguna de las tabernas de la calle Mitropoleos o la Plaza de Plaka, muchas de ellas con vistas a la Acrópolis, tomarte un ouzo en Brettos y disfrutar de la zona. Y como contraste no demasiado lejos de allí, a poco más de media hora andando, está Gazi, el barrio cool de Atenas lleno de restaurantes, galerías de arte y donde está el centro cultural Bios.

sábado, 21 de julio de 2012

Thanasis, entre los mejores "souvlaki", la comida rápida más popular de Atenas

Aunque en Navidades y fin de año preparan pavo o cordero, no hay fiesta en Grecia que no se celebre comiendo un souvlaki. El clásico “pincho de carne” o souvlaki , intercalado con verduras y aderezos, es quizas la comida más popular de la cocina griega. Se prepara en cualquier taberna del país, normalmente de cordero, pollo o ternera a la brasa -aunque también los hay de gambas-, y en establecimientos de comida rápida para tomar en el sitio o llevar. Probablemente uno de los más famosos de Atenas sea el que preparan en Thanasis, al final de la calle Mitropoleos, en el barrio de Monstiraki. Para acompañar un plato así, nada mejor que el pan de pita y el tzatziki, yogurt enriquecido con ajo y pepino,- además de que los souvlaki se sirven con verduras como cebolla o tomate-, patatas fritas y una cerveza Mythos helada o un vino de retsina. Para los griegos el delicioso tzatziki es una salsa que sirve para acompañar cualquier comida. Thanasis está en una calle en la que los restaurantes se suceden unos tras otros, y el tipo de público que acude allí es sobre todo "nacional", los camareros son atentos y es muy barato.
Thanasis es famoso entre los griegos y suele estar bastante lleno, sobre todo en fines de semana. El servicio es rápido y caótico, pero tradicional y alegre, con comida local muy apreciada por los atenienses. Hay mesas en un espacio alto encima de la cocina en la planta abierta del local, así como en la calle, a la vuelta de la esquina de la estación de metro Monastiráki. Este restaurante, como la gran mayoría de los locales de la ciudad ofrece también una especialidad conocida como gyros. Se trata de pan de pita relleno de carne asada (de pollo o cordero), tomate, cebolla y salsa. El nombre es debido a que la carne va  girando constantemente mientras se va cocinando, como ocurre con la carne de los kebabs que se pueden ver en España.  Una de las primeras cosas que llaman la atención de Atenas es el olor de las calles a parrilla y a brasas. Es el olor de los asadores que te sirven a la brasa un gyros, un souvlaki o unos kalamaki. La cocina tradicional griega destaca sobre todo por la utilización de ingredientes de gran calidad característicos de la dieta mediterránea, además del uso adecuado de las especias y las hierbas aromáticas. Probablemente el ingrediente más importante en la mayoría de los platos sea el famoso aceite de oliva de origen griego. Monastiraki donde está el restaurante Thanasis es la principal entrada a Plaka, el barrio que rodea la Acrópolis. Se trata de una plaza peatonal conectada a la calle Ermou, una arteria también peatonal que es además la mayor calle comercial de Atenas y que nace en la plaza de Syntagma, frente al Parlamento. Los alrededores de Monastiraki son la zona más concurrida por los turistas. Decenas de tiendas de souvenirs, ropa o arte, con los dueños sentados en butacas en plena calle tomándose su café ‘frappé’ que los griegos beben a todas horas o fumando un cigarro. La calle Adrianou, que va desde el lado norte de la Acrópolis de Atenas hasta Thissio, está lleno de tavernas, aunque muchas de ellas son demasiado turísticas y el precio es más alto. El truco está en mirar la clientela y entrar donde haya más comensales griegos..
Thanasis:Calle Mitropoleos 68.
Tel: +30 210 3244705. Horario de apertura: todos los días 09.00-02.00






viernes, 20 de julio de 2012

Las islas griegas de Paxos y Antipaxos, las joyas del Jónico

Paxos es una pequeña isla griega del archipiélago de las Jónicas. verde y boscosa, con viñas y tupidos olivares fundamentales para su economía. Cuenta la mitología que fue creada por Poseidón para albergar a su amante. Es su pequeño tamaño y la dificil comunicación para llegar a ella lo que la mantiene casi virgen. Su capital es Gaios, y esta oculta tras una especie de minifiordo que nos lleva hasta ella. Todo el encantador pueblo ha respetado su arquitectura tradicional con persianas y balcones coloreados y de tipo veneciano. Tiene una increible costa y playas ocultas  solitarias y pequeñas calas repartidas a lo largo de su litoral. Al sur hallaremos la isla de Antipaxos, de increíble belleza natural e intensos colores turquesa en sus aguas a la que se llega enseguida en barco o en un taxi acuático que hace frecuentes recorridos entre ambas islas. En Gaios, alquilan además pequeñas embarcaciones a motor para que los días de buena climatológia sus vistantes recorran sus costas. Paxos se encuentra a unos 14 kilómetros al sur de Corfú desde donde salen barcos que hacen excursiones de un día que no recomiendo para nada porque aunque recorren las dos islas apenas te dejan un rato para visitar Gaios antes de emprender el regreso y no da tiempo a disfrutar de la isla así que lo ideal es buscar la forma de alquilar un barco por tu cuenta e incluso pernoctar allí un par de días en alguno de los apartamentos u hoteles de la isla. La historia de Gaios está relacionada con el Cristianismo pues el apóstol Gaio predicó allí años despues de la muerte de Cristo.
La aldea está rodeada de campos de olivares de los que se extraen olivas para hacer aceite artesanal. El pueblo tiene muchos edificios del siglo XIX con calles largas y angostas, un puerto agitado siempre y frente a él el islote de Panagia que esconde la basílica de la Asunción y la iglesia de San Nicolás. Gaios se encuentra al sur de la isla y sigue siendo un puerto pesquero aunque el pueblo más bonito es el cercano Loggos con un puerto lleno de tabernas y bares con mucho encanto. Hay una tercera población en el norte, Lakka, que tiene una bahía que eligen para quedarse las embarcaciones que deciden pernoctar allí. Cuentan que el naviero Aristóteles Onassis era un enamorado de la isla y donó el dinero para construir la carretera que une Gaios con Lakka. Cerca de allí está Scorpios, la islita propiedad de la familia Onassis. La costa oeste de Paxos tiene espectaculares acantilados con grutas azules a las que solo se puede llegar en barco, sin embargo el resto de la isla casi se puede recorrer a pie o en un ciclomotor. Desde los años 60, Paxos es un destino medianamente popular entre los turistas que buscan naturaleza y tranquilidad, playas, campos de olivares, colinas verdes, acantilados con cuevas escondidas y hermosas playas. En la isla se puede probar y comprar el rico vino artesanal que elaboran los campesinos de Antipaxos. 

martes, 10 de julio de 2012

Comer en Corfú: sofrito, pastitsada, stifado, mezzes y vino de retsina griego

Dice Kostas Jaritos, el comisario de policía creado por Pietros Markaris, que en Grecia desde que les ha dado por embotellarlo el vino de retsina sabe a petróleo. No sé si es cierto, aunque a mí no me lo parece, pero sea como fuere el vino de resitna es el acompañamiento de cualquier comida que se precie tanto en la península como en cualquiera de las islas griegas. Se trata de una variedad cien por cien griega que se elabora tanto blanco como rosado y que, según dicen, ya se bebía hace 3000 años. Este tipo de vinos suele ser ligero, muy fresco y fácil de beber, y hace muy buena pareja con comidas picantes, debido a su sabor y aromas especiados, aunque también acompaña fabulosamente a platos de pescado y marisco. Su principal característica es su intenso perfume a resina de pino, otorgándole al vino de una gran personalidad y fuerte carácter. Es un vino diferente, por lo que no es del agrado de todo el público. Tiene un sabor único y especial porque se le añade un poco de resina de pino en el momento de su fermentación, lo que antiguamente se hacía para impedir que entrara aire en los recipientes en los que se almacenaba el vino y así evitar que se agriara y que ahora le otorga su indiscutible personalidad. El vino de resitna es ideal para acompañar los mezze o aperitivos griegos que en Corfú se convierten en auténticos festines por si mismos ya que van desde tomates fritos, queso frito saganaki, pasteles de queso y espinacas, kalamari, hojas de vid cocidas y rellenas de grano y  arroz (domades), meat balls (albóndigas) con salsa de tomate, mejillones con queso feta, taramosalata (ensalada de huevas de pescado), tzaziki (crema de pepino y yogur), ensalada de berenjenas y otras muchas delicias de la cocina corfiota. Pero las especialides de la isla son sin duda el sofrito (carne roja en salsa de ajo y vino blanco), la pastitsada (carne especiada en salsa de tomate acompañada de macarrones u otra pasta), el stifado de carne, los souvlaki (pinchos de cordero, ternera o pollo) con los que en Grecia se celebra cualquier fiesta, o el bourdeto un peculiar guiso de pescado que se hace con corvina, merluza o cualquier  pescado del día. Pero además tanto en esta isla como en el resto de Grecia se come una excelente carne y un pescado fresco a la parrilla. Como casi todo en Corfú, su gastronomía está muy influida por la veneciana, rica en picante y especias. En Corfú Town se puede comer bien y a buen precio en el restaurante Eagle, en la Plaza del Listón, uno de los más antiguos de la ciudad, donde probar los platillos tradicionales viendo desfilar por la zona a turistas y locales, y sobre todo en el restaurante Mouragia, en la zona de la muralla del puerto donde es imprescindible pedir las bolas de tomate fritas o las sardinas al grill. Es una taberna de ambiente familiar y servicio atento, cerca del centro pero fuera del circuito turístico y que es mjy apreciada por la gente de allí. Si no te convence la resitna se pueden probar los otros vinos locales o la tzitzibiri, un refresco localque es una especie de cerveza de gengibre. Con el postre siempre un ouzo con agua y hielo (ellos lo toman también de aperitivo) o un licor de kumquat , muy popular en la isla que se hace con un tipo de naranja china, pequeña como una mandarina aunque algo amarga con la que también se elaboran mermeladas y otros postres.

martes, 3 de julio de 2012

Kalámi, en Corfú, la aldea en el Jónico que inspiró a Lawrence Durrell y Henry Miller


Detrás de unas colinas en el noroeste de la isla de Corfú, en Grecia, hay una preciosa bahía que inspiró a los escritores Lawrence y Gerald Durrel e incluso al indómito Henry Miller que visitó allí a sus amigos y comenzó a escribir "El coloso de Marussi", que refleja su particular y precisa visión de Grecia. Kalámi sigue siendo hoy una aldea encantadora en la que un puñado de tabernas rodean la playa de guijarros en la que también descansas varias casas familiares y algunos huertos y tras ellas un bosque de cipreses y olivos trepan hasta el monte Pantokrátor. Las colinas de Albania quedan además a dos kilómetros de allí, cruzakndo la bahía. A unos 15 minutos andando se alcanza Kolouri,  con su pequeño y encantador puerto deportivo. En Kalámi, en un sitio privilegiado entre las olas, se puede degustar la cocina tradicional griega en alguna de las tabernas junto al mar entre las que destaca Thoma,s Place que además de buen pescado fresco ofrece platos tradicionales como el sofrito (un estofado de carne), la mousaka o el pastitsio (pasta con carne, tomate y salsa bechamel), además de un pulpo al grill o unos kalamari estupendos. Pero, sin duda, el lugar estrella de esta joya del mar Jónico es la White House, la gran casa blanca que hay a la entrada de la aldea, hoy convertida en restaurante, con una posición privilegiada y que fue el hogar del matrimonio formado por Larence Durrell y Nancy Meyers, su primera esposa, desde 1935 y durante los años que vivieron en Corfú. Allí Lawrence escribió "Próspero celda" y Gerald rememora Corfú en la hilarante"Mi familia y otros animales", aunque la infancia de Gerry con su familia transcurrió en otra vivienda más cerca de Kerkyra, la capital, la Villa Rosa de Perama (hoy totalmente reconstruida en una casa privada) a la que se fueron a vivir la viuda con sus hijos Lawrence, el mayor; Margo en plena adolescencia; Leslie que se pasaba el día cazando y Gerry, el más pequeño, cuando el padre murió en 1928.
White House, tiene actualmente otros alojamientos e incluso un negocio de alquiler de barcos pero lo más destacado sigue siendo su fantástico restaurante especializado en platos tradicionales griegos y mariscos y que además cuenta con un muelle privado para los clientes que acuden en barco a comer, cenar o tomar un cócktail en el local y quieran degustar sus especialidades disfrutando de unas vistas incomparables. Laurence Durrel que nació en India consideraba la vida en Inglaterra "triste como una autopsia" y por eso convenció a su familia para trasladarse a Corfú y alquilar la Casa Blanca de Kalámi.