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lunes, 25 de agosto de 2014

Pézinhos N,Areia, comida perfecta para completar un día en Praia Verde

Cocina portuguesa servida con elegancia en ambiente relajado y con estupendas vistas de Praia Verde. Eso es el restaurante Pézinhos N,Areia que tiene, además de pescados fresquísimos, especialidades regionales como las cataplanas, el arroz de pulpo, bogavante, carabineros o marisco y las acordas de marisco. Está muy cerca de la frontera de Portugal con España, en el Algarve, entre Altura y Castro Marím. El lugar tiene mucho encanto, el servicio es atento y rápido y tienes que probar alguno de los diferentes tipos de sangría que te ponen (de champán, de vino verde, blanco, tinto...), aunque también hay una amplia variedad de zumos recién exprimidos para los que prefieran combinaciones no alcohólicas. Carta amplia, buen material y precios algo caros y raciones abundantes como en todo Portugal por lo que hay que medir lo que se pide. El chiringuito está al final de una cuesta de bajada a la playa entre una abundante vegetación, está casi siempre lleno y es mejor reservar aunque si no lo has hecho los camareros enseguida intentan acoplarte en alguna mesa que quede libre. Empezó siendo una cabaña de madera en la arena, puesta con gusto, pero desde hace cuatro años se ha convertido en una edificación de madera y cristal con muebles y cubertería de diseño. Además de comer siempre puedes ir por la tarde a tomar una amarguinha (licor de almendra amarga típico de la zona) o un mojito. En definitiva, un sitio perfecto para completar una jornada playera. 

Reservas: +351281513195.

Chiringuito Gigi Praia en Quinta do Lago, situación privilegiada y cocina de calidad en el Algarve

Entre la ria de Formosa y el Atlántico, entre dunas y en un sitio privilegiado está el chiringuito Gigi Praia, frente a la Quinta Do Lago próxima a Almacil, en uno de los sitios más exclusivos del Algarve. Pescado y marisco del  día escogido al amanecer por el propietario en el Mercado de Quarteira, alta calidad y precios altos pero el producto es inmejorable y todos los platos los acompañan de platos de ensalada, verduras de temporada, arroz y patatas. El ambiente es relajado a lo que contribuye la excelente música de ópera de fondo y que está a 20 segundos de la playa y el servicio muy profesional y rápido a pesar de que siempre está atestado de gente. Corvina, rodaballo, calamar, carabineros, langosta, atún...No hay carta. Para pedir tienes que acercarte a la vitrina llena con la pesca del día y encargar lo que elijas al propietario, lo pesan, lo bajan en bandejas a la parrilla, lo cocinan al carbón y ...seguro que no saldrás decepcionado. Lo mejor es hacer reserva e ir a comer no muy tarde porque es cuando tienen a tu disposición las mejores piezas de pescado. Abren la cocina de 12,30 a 16 horas. 
Se accede a través de una pasarela de madera que cruza la ria de Formosa y llega hasta la playa y está abierto todos los días de marzo a noviembre. Solo sirve comidas pero puede irse a cualquier hora a tomar algo y lo mejor es poder disfrutar con un mojito de la puesta de sol desde su terraza. Para dejar el coche está el parking del Hotel Quinta do Lago. La playa próxima a Gigi es muy bonita y poco masificada.

Restaurante GIGI +351 964 045 178



viernes, 22 de agosto de 2014

Di Matteo en Nápoles, donde preparan la mejor pizza del mundo


Pizzas y vino o cerveza en vasos de plástico después de haber aguantado una cola durante 50 minutos, en agosto en Nápoles.  Precios baratísimos y es verdad que las pizzas están buenísimas pero yo no se sí tanto como para decir que son las mejores del mundo. En cualquier caso es un ritual en Nápoles probar las pizzas de Di Matteo, De Michele, Sorbillo o Brandi , los que rivalizan por ser los reyes de la pizza, un invento genuinamente napolitano que han sabido exportar al mundo. Para probarlas en Di Matteo, en la Vía dei Tribunali en pleno centro histórico, hay que llegar, apuntarse en una lista, hacer cola y sentarse en alguno de sus comedores con cuatro o cinco mesas cada uno. Las especialidades, la Margarita y la frita, sencillisimas y exquisitas . Un montón de camareros y pizzeros entrenados te atienden, hornean y sirven las pizzas , una comida de los barrios humildes de la ciudad del siglo XIX que consistía en una especie de torta de pan con tomate y queso y que la reina Margarita de Saboya elevo a categoría gourmet cuando la probo durante unas vacaciones en Capodimonte.

Desde la mañana hasta casi la madrugada Di Matteo esta sacando pizzas para los que acuden a comer al restaurante y para los que las llevan a casa o las comen por la calle. Las colas no desaparecen en ningún momento en la estrechita Vía dei Tribunali donde está el local. Preparadas de manera sencilla con tomate, mozarella, aceite de oliva y albahaca-también las hay en blanco, sin tomate-, fritas o al horno, las pizzas napolitanas son mucho más simples y más ricas que las que solemos comer en España. En la entrada de Di Matteo una foto de Bill Clinton zampandose una Margarita en una visita que hizo al restaurante durante una cumbre del G7. Aquella noticia de la visita corrió como la pólvora y desde entonces se conoce la casa como "la pizzería del presidente". 


Para la calle y en el restaurante también hacen arancini, una especie de croquetas de patata y un pastel de macarrones, pero sin duda es la pizza la estrella de la casa. La mejor del mundo ? Pues cómo dicen ellos, lo mejor es buscar y comparar, pero la visita merece la pena. Ah bh, las pizzas enormes oscilan entre 2,5 y 4 euros.


Pizzeria Di Matteo. Via dei Tribunali, 94. 80138 Napoli 
081 455262 






miércoles, 20 de agosto de 2014

Comer en Roma, tradición y modernidad, un placer que no hay que perderse


En Roma históricamente han sabido lo que es comer bien. Un menú se compone, por lo general, de unos antipasti (entrantes) que suelen incluir embutidos, ensaladas como la caprese con mozarella de búfala , algún frito y quizás algún queso; luego vienen los primeros platos compuestos de sopas, pasta o arroz y luego los segundos a elegir entre carne o pescado. Son montones las tratorias, enotecas, vinerias, osterias o restaurantes en los que se come estupendamente y seguro que cada viajero tendrá un recorrido y unos imprescindibles que recomendar. Ahí va el mío por sí sirve de alguna ayuda:

Casa Luzzi, una tratoria romana cercana al Coliseo maravillosa. Me la recomendó un amigo por su calidad y buen precio como imprescindible y tuve que darle la razón. Da de comer ininterrumpidamente de la mañana a la noche y aunque siempre esta atestada de gente no se tarda en conseguir mesa. La comida es casera, abundante y riquísima y el servio rápido, espontáneo y simpático.  Que decir, todo está buenísimo. La mayor parte de los clientes son vecinos que viven o trabajan por los alrededores a pesar de estar cerca de un lugar tan turístico. Tiene una terraza con mesas fuera y el comedor interior es pequeño , con las mesas bastante juntas, y algo ruidoso pero aún así ofrecen una excelente comida casera. El precio medio para una comida de dos personas, vino incluido es de 24 o 30 euros. Esta en la calle San Giovanni in Laterano 8. Ideal para reponer fuerzas después de una intensa jornada de visitas. 


Maccheroni, otra tratoria de esas donde comen los romanos, cerca de la Piazza Navona, del Panteón y de la iglesia de San Luis de los franceses-la de los Caravaggio-. Esta es una casa de comidas un poco más cuidada y tranquila. En la ciudad es un clásico entre los clásicos y una garantía  del buen comer a buen precio. Para el buen tiempo tiene también una mas que agradable terraza y para los que busquen algo más de tranquilidad hay un comedor en el semisótano menos bullicioso que el que está a ras de calle. Entre la clientela se mezclan romanos, algún rostro famoso de la política o el espectáculo y turistas. Impresionante la Trofie al Tartufo Nero , una pasta gruesa con trufa espectacular, aunque también están buenas las especialidades locales como la pasta Cacio e Pepe o alla Amatriciana. Esta en la Piazza delle Coppelle, 44.  Dos personas pueden comer por unos 45 euros. 

Vineria Salumeria Roscioli, con más de mil sellos de vinos y delicatessen de todo el mundo entre las que no es difícil encontrar jamón de pata negra español o anchoas del Cantábrico, así como una variedad impresionante de aceites de oliva, quesos, conservas y embutidos italianos. Además, dentro justo detrás de la tienda Gourmet hay un restaurante exquisito que sirve excelentes platos italianos. Esta en la céntrica Vía del Giubbonari, 21, que sale del Campo dei Fiori , tiene un ambiente elegante y distinguido, una comida Gourmet y es absolutamente recomendable. No es barato, pero la relación calidad precio es excelente. No perderse la burratta di mozarella. 


Ristorante Enoteca Baccano, abierto todo el día con estilo de café, bistro, coctelería y restaurante, todo en uno. Esta en la Vía de la Muratte, 5. Carnes, pescado, mariscos, pasta o simplemente un café o una copa, porque allí puedes elegir tomar el aperitivo, el brunch o cenar. De estilo neoyorkino, tiene hamburguesas, ostras, steak tratar y un estupendo atún entre otras exquisiteces y un Chianti que quita todas las penas. Algo diferente y elegante pero no demasiado formal. 

Fiaschetteria Beltramme, en la Vía de la Croce 39, junto a la Piazza de Spagna, con unos platos de pasta perfectos y una atención estupenda tanto de la dueña como de los camareros. Parece que antiguamente fue una tienda que se dedicaba a la venta de garrafas de vino pero lleva sirviendo comidas los suficientes años , en pleno centro de Roma, como para haberse merecido su buena reputación. Sus platos han alimentado a artistas, intelectuales y rostros conocidos de todo el mundo, dada la proximidad del local a la Vía Babuino y la Vía Condoti, los templos romanos de la moda. Sus paredes están llenas de dibujos de algunos de sus famosos clientes a lo largo de sus 150 años de vida como De Chirico, Passolini, Cavani o Moravia. El lema de la casa es simplicidad y calidad en los ingredientes y, por supuesto, lo consiguen. 

De lo mas barato a lo más caro. Estas son sólo algunas de las miles de posibilidades de disfrutar de la comida romana. Desde las pequeñas tratorias del Trastevere hasta los restaurantes más "cool" del Testacio, pasando por los guisos de alcachofas a la judía del restaurante Sora Margarita en el Ghetto o por el aclamado cocinero de moda Antonello Collonna, todos consiguen el mismo fin: el placer de disfrutar una comida bien hecha. 



El Trastevere, donde viven los romanos, y la mágica colina del Gianicolo


El Tiber o Tevere es el tercer río mas largo de Italia y cruza Roma de norte a sur.  En verano sus orillas se llenan de bares, exposiciones y espacios para conciertos por las tardes y durante las mañanas son un espacio ideal para caminar o hacer deporte. Junto al río, al sur de la ciudad y en la zona oeste, está el Trastevere, un barrio bohemio donde viven los romanos, compran y salen a sus plazas y calles con casas de colores ocres y anaranjados y llenas de cafés, restaurantes y comercios pequeños abiertos hasta altas horas de la madrugada, a sólo unos 40 minutos andando de la céntrica Piazza Navona.
El Trastevere esta rodeado por el monte del Gianicolo y dividido por el Viale del Trastevere. Su centro es la plaza donde se encuentra la magnífica basilica de Santa María in Trastevere, la iglesia más antigua de Roma con preciosos mosaicos, y justo enfrente del templo hay una fuente que es uno de los lugares de encuentro y de descanso del barrio, así que lo mejor allí es unirse a los romanos y hacer una pausa para observar a la gente y el entorno. Las callejuelas medievales son zona de paseo y sosiego por la mañana y por la noche se convierten en una zona bulliciosa y animada, llena de tratorias y restaurantes que dicen son los mejores y más asequibles de Roma, pero cuidado que hay muchas dedicadas al turismo donde no merece la pena parar. En el vecindario también se encuentran las iglesias de Santa Cecilia in Trastevere y San Francesco a Ripa, así como la renacentista Villa Farnesina con pinturas de Rafael.

Y tras perderte por las estrechas Via de la Scalla, Via del Moro o el Vicolo del Cinque y los encantadores rincones de la zona hay que subir a la colina mágica del Gianicolo, cuyos edificios son Patrimonio de la Humanidad, según la declaración de la UNESCO. Las vistas de la ciudad desde el mirador que hay junto al edificio que alberga la Real Academia Española y la embajada de España te dejaran anonadado. Junto al lado está la imponente Fontanone, la Fontana Dell Acqua Paola, una inmensa fuente barroca de mármol del siglo XVII. Además de la estatua de Garibaldi, el Gianicolo esta lleno de monumentos a los héroes italianos en su lucha contra los franceses y de espaciosos jardines. En lo más alto de la colina hay un jardín botánico con plantas tropicales llegadas de todas las partes del mundo. Y ya por último si estas por el Trastevere un domingo podrás regatear en el mercadillo de Porta Portese, donde se vende de todo, desde productos de cosmética, hasta antigüedades, ropa o decoración, no apto para quien tenga fobia a las multitudes. Para alojarte hay un resort de la cadena Melia en el Gianicolo o más modesto y decente está el Hotel Ripa Roma, en el vialle dei Orti di Trastevere. 




Procida, una isla de cine , para desconectar junto al Mediterráneo,enla bahía de Nápoles


Procida es una isla de cine en todos los sentidos y no solo porque en ella se hayan rodado "El cartero y Pablo Neruda" o algunas escenas de la saga de Ripley, sino por su calma, sus casas de colores colgando sobre el Mediterráneo, sus encantadores restaurantes, sus calles empinadas y estrechas por las que apenas cabe un coche, sus puertos pesqueros, su mar , sus iglesias y su gente. Procida, la más pequeña del archipiélago de Campania, se ha salvado hasta ahora del turismo masivo hasta en verano. Tiene unos 10.500 habitantes y 4,1 kilómetros cuadrados por lo que se recorre fácilmente en moto o en uno de los taxis que te esperan en Marina Grande donde llega el ferry de Nápoles, que hacen recorridos estupendos y a medida por unos 30 euros. En Marina Grande, uno de los dos núcleos urbanos junto a Corricella, encuentras nada más llegar cafés, tiendas, restaurantes y una oficina de turismo, pero la isla hay que verla desde arriba, desde alguno de sus espectaculares miradores.
En los restaurantes de Procida te sirven el pescado recién cogido y unos platos de pasta espectaculares. A mi me gustaron Il Postino, donde se rodó la película de Neruda que por supuesto nunca estuvo allí aunque sí vivió en Capri, o La Lámpara que tiene unas vistas espectaculares. La especialidad es el lemoncello que no hay que dejar de probar porque los habitantes de Procida viven del cultivo de cítricos además, claro, que de la pesca y el turismo. Se llega en poco más de 30 minutos en aliscafo desde Nápoles-el ferry tarda un poco más- y desde allí se llega en otra media hora en barco a la vecina Ischia y a Capri. Procida es una isla volcánica, asentada sobre siete cráteres limados por la erosión. Tiene un Palacio Real reconvertido en prisión, una abadía y numerosas iglesias, una de ellas la de San Leonardo alberga uno de los belenes más antiguos de Nápoles, según nos contó Nicola, el taxista que nos sirvió también de guía. Tiene algunas pequeñas playas pero hay que olvidarse de la idea de grandes arenales. Este es sin duda un lugar muy especial para evadirse y desconectar, frente al bullicio de Nápoles. 

martes, 19 de agosto de 2014

Nápoles : bahía, caos y encanto entre pizzas y basuras


 
Nápoles es probablemente la ciudad más sucia y caótica de Europa que he visitado, pero engancha con su maravillosa bahía, sus callejuelas del centro histórico, sus Caravaggio, sus claustros y sus artesanos belenistas. Sus populares belenes adornan esquinas y escaparates de las calles principales del casco viejo, San Biagio dei Librai, Tribunali y Benedetto Croce. Hay que perderse por sus calles, sentarse en la terraza del café Gambrinus, el más antiguo de la ciudad con salones belle epoque donde hacían sus tertulias Oscar Wilde o Maupassant para tomar un Aperol spritz  o un Negroni, sobrevivir a una carrera de taxi y ver la vista de 360 grados de la ciudad desde el Castel Dell, Ouvo a donde se sube con un funicular, siempre con el Vesubio al frente y las maravillosas islas de Capri, Ischia  y Procida dominando la bahía. La Plaza del Plebiscito, el Palacio Real, la galería Umberto -un espectacular centro comercial- y el Teatro San Carlo son algunas de las maravillas que encuentras paseando por la ciudad antes de cenar en los encantadores restaurantes de la Marina, junto al mar. 
En Napoles , tan obligado o más que visitar el maravilloso claustro de azulejos de la iglesia de Santa Chiara, es comer una pizza que dicen que es la mejor de Italia y por tanto del mundo. Yo no se sí será para tanto, pero es cierto que están exquisitas. Y además son baratas y tienes que seguir su ritual, con colas de espera en verano hasta de una hora y todo. Cada cual te recomienda su preferida pero casi todos coinciden que las mejores son las de Di Mateo (Via del Tribunali,49) o Da Michele (Via Cesare Sersale,1/3) y que, sin duda, es la Margarita la preferida con mozarella de búfala. 
A partir de las 18:30 y hasta las 21:30 de la
noche aproximadamente los napolitanos toman "Il aperitivi" en alguno de los locales próximos a la zona comercial y elegante de la Piazza dei Martiri. Durante este tiempo por 10 euros te tomas una copa a tu elección -una cerveza, un vino o un cóctel -y disfrutas del bufett que te ponen en el local compuesto de ensaladas, fritos, embutidos y quesos. 

Dicen los napolitanos que su ciudad es famosa por la pizza y la puzza (el mal olor) y es verdad que en las calles se acumulan las basuras como sí llevarán meses en huelga los servicios de limpieza. Es frecuente ver gente sentada en el casco histórico, cenando en una terraza, junto a contenedores cercanos completamente llenos y desbordados o coches aparcados prácticamente enterrados en basura. Parece que muchas veces ha intervenido el Ejército para sanear la ciudad y que es la organización mafiosa Camorra la que gestiona la eliminación de residuos. También es verdad que no hay una política de reciclaje como en otras zonas de Italia y que la gente hace lo que le parece. Pero si, Nápoles es una ciudad sucia, muy sucia , lo que a pesar de todo no le quita encanto al ponerlo en la balanza. 
Nápoles es además un excelente punto de partida para recorrer la costa amalfitana, visitar la imprescindible Pompeya o ir a las islas maravillosas de su bahía. Además de por avión, se llega en un cómodo tren de alta velocidad en una hora desde Roma por unos 40 euros, según la hora. Para dormir una recomendación, el Hotel Palacio Decumani, en pleno corazón del casco histórico de la ciudad. Precioso, bien comunicado y razonable de precio.