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viernes, 21 de agosto de 2015

South Beach: sol y playa al sur de Nueva York

La gente no visita Nueva York por sus playas, pero las tiene y los neoyorkinos las disfrutan en cuanto aprieta el calor. La Gran Manzana está rodeada de playas a las que se accede tras un viaje en metro con aire acondicionado: Coney Island en Brooklyn, Rockaway en Queens, Orchard Beach en el Bronx, Long Beach en Long Island o South Beach en Staten Island, practicamente una por cada condado. Eso si, hay que recordar que en las playas de Nueva York no te puedes bañar si no hay vigilantes y el horario de los vigilantes es de 10 a 18 horas-solo desde el último fin de semana de mayo hasta el primero de septiembre-.

Las playas de Staten Island tienen para mí un plus añadido: para llegar desde Manhattan tienes que coger el ferry desde Battery Park hasta Staten Island y es una de las mejores formas de disfrutar del impresionante sky line de Nueva York. El ferry es gratis y según sales de la estación hay que coger el autobús 51, en la St. George Ferry Terminal, que te deja en el Franklyn D. Roosvelt Boardwalk (Capodano Boulevard), es decir en el paseo marítimo frente a la playa que tiene una extensión de más de dos kilómetros. Esta playa, al sur de Manhattan, es un popular destino de las familias, hay bares y un estupendo restaurante donde por la noche además sirven cocteles y hay música en directo durante el verano. La playa tiene una zona para jugar al ajedrez y a la etanca, un muelle de pesca y hay gente haciendo surf. Junto a esta playa está Midland Beach, algo menos concurrida. 
Para comer está el South Fin Gril, un encantador restaurante con marisco fresco, ostras al vapor, pescados y naturalmente hamburguesas y una  terraza exterior frente al mar. Por las noches la terraza se convierte en Blue, una coctelería al aire libre junto al mar con espectáculos en directo.
South Beach está junto al puente de Verrazano Narrows y al sur se encuentra Miller Field, un antiguo campo de aviación que se ha reconvertido en un parque. También se puede visitar, en Staten island, el Fort Wadsworth, que data de la Guerra de la Independencia, y recorrer su red de túneles y pasadizos. Staten island es el distrito más desconocido de Nueva York pero merece la pena hacer una visita aunque solo sea por pasear por sus playas. 


jueves, 20 de agosto de 2015

Chelsea Market, el paraíso urbano de la comida en Nueva York



Chelsea Market es un mercado urbano con cuarenta locales de restauración y tiendas donde hacer "shopping", pero sobre todo es un lugar donde ir a comer. Está en una antigua fábrica de las galletas Nabisco (su producto estrella eran las famosas OREO) y desde 2005 su planta baja tiene locales para desayunar (Amy,s Bread), comer marisco (Lobster Place), helados o chocolates (Rooneybrook Farm), platos italianos, mexicanos, pastrami, sushi o lo que prefieras. Como curiosidad: si vas a comer langosta te dan unos guantes de latex para que no te manches y el Lobster Place es un sitio para visitar ya que está lleno de pescado y marisco limpito, bien preparado y listo para llevar o comer allí. Tiene una terraza con vistas a los muelles y está junto al High Line ParkEl edificio abarca las manzanas que van desde las calles 15th St a la 16 y desde la Novena a la Décima Avenida, es de  estilo industrial lógicamente, y en sus plantas altas tienen las oficinas algunas cadenas de televisión por cable y muchos medios de comunicación, así como Google y otras empresas. Esta en el corazón del distrito Meatpacking,  en el barrio de Chelsea y durante el año se organizan numerosos eventos relacionados con la gastronomía gourmet. Hay tours organizados que llevan a los turistas al Mercado y luego visitan el High Line Park y el distrito pero es absurdo porque lo mejor es perderte a tu aire por sus locales. Aunque la fábrica de galletas desapareció hace mucho, el edificio ha mantenido su aspecto industrial, con techos muy altos, tuberías a la vista, relojes y lámparas antiguos y paredes de ladrillo.
Es un placer pasear por allí y hay tiendas de productos frescos que puedes llevar a casa, como leche o quesos, aceite o carne. Presumen de productos orgánicos y de temporada como la miel, jarabe de arce, fresas, frutos secos...También hay una librería, una famosa tienda "vintage" de ropa o discos Antrophologie e incluso tiendas de decoración y una sucursal del bar de copas Buddakan. La famosa guía Zagat que recomienda lo mejor para comer a los Neoyorkinos aconseja probar los tacos, los rollos de langosta de Connecticut , un sandwich camboyano de cerdo que preparan en el Num Pang y los cocteles, además de la estrella del lugar: la langosta entera del Lobster Place. 








miércoles, 19 de agosto de 2015

High Line Park, un hermoso paseo por el original parque elevado de Nueva York

 

A los neoyorkinos les encanta pasear por su nuevo parque elevado: High Line Park, un camino serpenteante de dos kilómetros, entre rascacielos y a unos 15 metros por encima del asfalto, aprovechando las antiguas vías de tren de los años 30 del Meatpacking district, en el oeste de Manhattan. Pasa por el antiguo puerto de Chelsea, junto a un edificio de Frank Gehry (en la foto de abajo), tiene esplendidas vistas sobre el rio Hudson y termina junto a la Penn Station. Tiene miradores en distintos puntos y varios accesos a lo largo de todo recorrido por lo que puedes subir o abandonarlo cuando quieras. Sobre las vías del tren se han puesto plantas y hierbas aromáticas preparadas para resistir el clima extremo de Nueva York que recuerdan a las que crecen salvajes entre los railes. Hay bancos para descansar por todo el recorrido y césped donde tumbarte y relajarte en el buen tiempo a la espera de las espectaculares puestas de sol y dos carritos de polos naturales de mango, piña o coco, que son soberbios. De día o de noche, cualquier hora es buena para disfrutar de este parque urbano, y después del recorrido puedes comer algo en el estupendo Chelsea Market. El parque tiene muchísimas actividades gratuitas, desde pilates a clases de astronomía, mercadillos, etc, que se pueden consultar en 
http://www.thehighline.org/ y  ojo no se permiten perros, bicicletas ni patines y tampoco está permitido fumar. 
En los años 60 el Hihg Line estuvo a punto de ser demolido y fueron los vecinos los que se preocuparon y lucharon porque se convirtiera en lo que hoy es: un espacio público para el disfrute de neoyorkinos y visitantes. Mucho ha evolucionado en los últimos años el barrio del Meatpacking que fue una zona industrial donde nadie quería vivir. Los antiguos mataderos, hoy son tiendas con encanto, galerías de arte y viviendas con alquileres carísimos. El High Line lo visitan al año más de cinco millones de personas, más de las que acuden a ver la estatua de la Libertad o el MOMA. Alrededor del último tramo del parque se construyen en estos momentos varios edificios de lujo. 

Restaurante O Convento, para una comida especial en Tavira

En el restaurado edificio del siglo XVI del Convento Das Bernardas, en Tavira, está el restaurante O Convento. Ubicado en la antigua capilla y con una terraza exterior es un remanso de paz, con una comida estupenda desde las entradas hasta los postres y un servicio profesional y encantador. La comida es mediterránea con productos autóctonos y una amplia carta de vinos, muchos de ellos del Algarve que están saliendo con fuerza al mercado. Este local es una alternativa en Tavira llena de restaurantes tradicionales. Tiene una cocina de la zona pero preparada con un punto innovador: ostras gratinadas con queso, sopa de zapateira, barriga de atún, caballa con açorda de ostras, chuletas de cordero con puré ratatouille y guisantes, cerdo, pescados y carnes asadas...y una tarta que llaman trilogía de sabores algarvios que sirven con una copita de licor de madroño que recomiendo especialmente. Los precios son algo más altos que los que hay generalmente en la zona pero también la oferta es diferente y merece la pena. Los camareros hablan español (como en toda la ciudad) e inglés a la perfección. El interior del restaurante tiene unos techos altos y una decoración sencilla, respetando la línea del convento. A mediodía funciona como vinería y a menudo por las noches los fines de semana hay fados o actuaciones musicales en directo. Eso sí, siempre es mejor reservar previamente.
El edificio, premio a la mejor restauración en 2012, tiene vistas a las marismas y a las salinas de la Ría de Formosa. La restauración es obra del arquitecto Eduardo Souto Moura y en estos momentos alberga un hotel y casas de particulares. En el siglo XIX parece que sirvió como fábrica de pan y por ello conserva algunas máquinas de moler que forman parte de la decoración. 

Rua Arq. Eduardo Souto Moura, 2. Tavira. Portugal. +351281325095



lunes, 17 de agosto de 2015

Restaurante Gilao, nuevos sabores algarvios en Tavira


Es bueno, bonito y tiene buen precio, además de que ofrece sabores del Algarve bien preparados. La nueva dirección del restaurante Gilao, en el antiguo Mercado de la Ribera de Tavira, ha convertido el local en uno de los sitios más agradables a donde ir  debido a su ubicación y a su menú. Cada vez es mejor la oferta gastronómica en esta ciudad y en el Gilao son espectaculares algunos de sus platos como las samosas de caballa con curry y gengibre (2,5 euros unidad), la mojama de atún con albaricoques secos en vinagreta de naranjas (5,5 euros un plato muy abundante). Naturalmente tienen marisco de la Ría de Formosa, arroces, cataplanas y platos de pescado (
Pulpo cocido en barro con aceite, ajos y patata o ceviche de atún además de los grelhados tradicionales) y carnes estupendas  como el codillo (más bien cochinillo para nosotros) o el costillar de cordero.  Y mientras cenas ves el rio, columna vertebral de la ciudad, las gaviotas y el puente romano. Además había oído críticas sobre el servicio, que a mi me pareció muy amable y correcto ya que íbamos con un perro y no nos pusieron ningún problema para cenar en la terraza, lo que no siempre ocurre. 

Mientras esperas la comida, te ofrecen aperitivos que consisten en pan, mantequilla de albahaca y ajo, aceite balsámico con flor de sal y crema de ricota con aceitunas y orégano. Tienen un vino verde albariño que está muy muy rico (unos 14 euros) y uno de la casa que vale 8 euros. En resumen una experiencia muy recomendable en la ciudad que se ha convertido en el buque insignia de la dieta mediterránea en Portugal.

Restaurante Gilao. Mercado da Ribeira Loja 2.8800-218 Santiago de Tavira, Portugal. +351 281 322 050


lunes, 10 de agosto de 2015

Doce cosas estupendas que solo puedes hacer en Nueva York





1.-Relajarte y almorzar en el encantador Bryant Park, un parque mágico entre rascacielos, y visitar la Public Library. Situado junto a la Public Library, en el corazón del Midtown, este parque tiene actividades de todo tipo para grandes y pequeños y unas estupendas mesitas que lo rodean donde puedes llevarte comida y hacer un pic nic o simplemente almorzar y tomarte un respiro en el trabajo o en tu caminata. Hay un restaurante y un café dentro y varios establecimientos en los alrededores donde comprar algo para tomar. El parque está muy cuidado y durante el día y la noche tiene actuaciones callejeras, actividades deportivas, ajedrez, talleres, cine en verano, música y conciertos. En invierno montan allí una pista de patinaje, menos concurrida que la del Rockefeller Center. El parque es una delicia a cualquier hora y en cualquier época. Y además alberga la Public Library, un edificio neoclásico, que tiene más de 3 millones de libros. Los dos leones de piedra que guardan su entrada fueron apodados como Astor y Lenox, en honor a los fundadores de la Biblioteca. La construcción es impresionante con grandes escaleras de mármol, salas y ventanas y se puede visitar completamente gratis (solo con registrarte). Tiene también interesantes exposiciones temporales en la planta baja.
2.-Visitar Central Park en fin de semana: Es uno de los parques urbanos más grandes del mundo y desde luego el mayor de Nueva York (es dos veces más grande que el Estado de Mónaco). Central Park es el pulmón de la ciudad, un corazón verde de 340 hectáreas siempre llenas de vida. Puentes, lagos, fuentes, obeliscos, esculturas homenaje a Cervantes, o a "Alicia en el país de las maravillas" o al perro Balto, recueros a John Lennon (Strawberry Fields) asesinado en el Dakota Building, y gente....mucha gente haciendo deporte, en bici, corriendo....o simplemente tumbada en el césped cuando hace buen tiempo. Tiene cuatro lagos, en verano un pequeño parque de atracciones que en invierno se convierte en la pista de patinaje que hemos visto en muchas películas (por ejemplo en Love Story), y para los niños hay un precioso Carrusel antiguo y un zoo. Para verlo desde arriba lo mejor es subir al famoso "Top of the rocks", 70 pisos por encima del suelo que ofrece una panorámica de 360 grados sobre el parque. Los fines de semana es cuando los neoyorkinos se vuelcan con Central Park. Y antes o después siempre se puede acudir a alguno de los cientos de sitios que hay en la Gran Manzana para tomar el brunch.


3.- Observar el Flatiron y tomar un cóctel en la terraza del 230 de la Quinta Avenida: El Flatiron (edificio plancha) es uno de los rascacielos emblemáticos de Nueva York. Lo diseñó un arquitecto de la Escuela de Chicago en 1902 y se convirtió entonces en el más alto del mundo con 20 pisos y 90 metros de altura (hoy en día, claro, ha sido superado en mucho). Está en el cruce de Brodway y la Quinta Avenida. Y es precisamente en la Quinta Avenida donde se encuentra una de las terrazas con mejores vistas de la ciudad: 230 Fith. Es un bar enorme abierto todo el año donde se celebran multitud de actos sociales y que en invierno está climatizado para aguantar el duro frío de la ciudad. Abre de 4 de la tarde a 4 de la mañana y, aunque la entrada es gratuita, los cócteles no son precisamente baratos (14 o 15 dólares un mojito) pero creo que merece la pena. El bar tiene dos niveles, la terraza y un piso inferior cubierto, con maravillosas vistas también a través de los cristales y muchísimo más tranquilo. Lo mejor es reservar, sobre todo si quieres una mesa en la terraza. También se puede subir, hacer fotos e irte sin tomar nada si lo prefieres. En invierno puedes pedir a los camareros que te traigan un albornoz rojo para abrigarte si es que tienes frío en la terraza. El bar es para mayores de 21 años así que mejor para los jóvenes que ofrezcan dudas llevar el pasaporte o alguna identificación.

4.-Visitar una y mil veces el Museo Metropolitano (MET): Es el museo más visitado de Nueva York y el segundo del mundo después del Louvre de París y se entra gratis aunque te piden un donativo para su conservación (ellos estiman en 25 dólares la cantidad recomendada pero también se puede entrar si dejas un euro, no hay cantidad imprescindible exigida). El museo tiene de todo, hasta el patio del castillo renacentista de Vélez Blanco o la verja de la catedral de Valladolid y cinco claustros medievales llevados piedra a piedra desde Europa. Lo fundaron a finales del siglo XIX un grupo de empresarios norteamericanos amantes del arte. De dimensiones descomunales es preferible elegir primero que se quiere ver: el templo de Dendur o las galerías de arte egipcio; arte griego y romano, arte japonés, precolombino o africano....o pinturas y esculturas europeas o estadounidenses, pop art, impresionismo....todo!!! La colección del MET abarca más de dos millones de obras de arte de todo el mundo y de todas las épocas. Van Gogh, Rembrandt, Picasso, Velázquez, El Greco, Veermer, Gauguin...También existen secciones dedicadas a la fotografía y a las artes decorativas. Es posible alquilar una audioguía, en varios idiomas entre ellos el español, que te ayudará en la visita. Y si vas al MET entre mayo y octubre, no dejes de subir a la terraza con espectaculares vistas de Central Park. En ella se exponen temporalmente obras de arte contemporáneo pero su mayor reclamo son sus vistas al skyline. 



 

5.-Visitar la cinematográfica Central Station y tomar una copa en The Campbell Apartment:
Quién no ha visto en el cine la Estación Central de Nueva York...en películas como "Recuerda" de Hitchcock, "El Rey pescador" , "Tiempos Modernos" de Chaplin o, por supuesto, en "Los intocables de Eliot Ness de Brian de Palma. Inaugurada en 1913 y reformada en los años 90 del pasado siglo, más de 100.000 personas utilizan esta estación a diario, con un hall incomparable con mármol de Tennessee (Vanderbilt Hall) sostenido por 1500 columnas, tiendas restaurantes (el Magnolia Bakery, el popular Shake Shack o el Steak House de Michael Jordan entre otros) y una gran zona comercial. Grand Central es la estación con más andenes que existe en el mundo y conserva intacta su sala de máquinas, tal y como se creó en 1913. Por la estación pasan más de 82 millones de personas al año, a los que hay que sumar los que van a coger el metro. Y ya que estás por allí que menos que tomarte una copita en el bar al que iba Don Draper y los publicistas de la serie "Mad Men": The Campbell Apartment. Está en el lateral de la estación, en la parte que da a la Avenida Vanderbilt y es clásico, aristócratico y con una clientela mayor de 30 años a la que exigen cierto código en el vestir, así que si quieres entrar nada de pantalones cortos, sudaderas o deportivas. El local fue el apartamento, en los años 20, del magnate John Campbell y luego se convirtió en un bar que logró burlar la Ley Seca que imperó en EEUU. Desde entonces no ha perdido encanto y son muchos los neoyorkinos que acuden a tomar una copa después del trabajo (afterwork). 




6.-Recorrer Washington Square: Está en el corazón de Greenwich Village y lo reconecerás porque es el parque donde vive Will Smith en la película "Soy Leyenda". Es precisamente ese edificio, de color rojo, el que hoy pertenece a la Universidad de Nueva York que rodea la zona. En medio de la plaza está el arco levantado en 1982 para conmemorar la proclamación de George Washington como presidente. La plaza siempre está animada por músicos, artistas, estudiantes y visitantes aprovechando el sol o almorzando o simplemente contemplando las ardillas que corretean por allí.
Greenwich Village conserva ese ambiente independiente, bohemio e inconformista que le ha hecho famoso. Es un barrio para pasear y en él todavía hay un montón de locales de jazz para disfrutar de buena música. En algunos de ellos comenzaron Nina Simone, Barbra Streissand, Simon&Garfunkel o Jimmy Hendrix. Uno de los más conocidos es el Bitter End o el  Village Vanguard.
El barrio se extiende desde el West Broadway hasta el rio Hudson y siempre ha sido uno de los más solicitados para vivir en Manhattan. Allí habitaron Edgar allan Poe, Henry James o Edward Hooper. Aquí y en Brookyn todavía existen los viejos Brownstones, edificios de ladrillo clásicos de la antigua Nueva York. Ya hace años que el ancarecimiento de la vivienda en la zona ha obligado a los artistas y a la bohemia a trasladarse a otras zonas para poder pagar los alquileres. 


7.- Hacer un picnic en el Carl Schurz Park contemplando el East River: Hay un parque maravilloso  y nada turístico en el Upper East Side, en Yorkville, con vistas a la isla de Rooselvelt y al puente de Queensboro que alberga la Maison Gracie, la residencia oficial del alcalde de Nueva York desde 1942 aunque los últimos ya no han vivido allí. Tienes bancos en un lateral para contemplar el horizonte desde una promenade y los transbordadores pasando por el East River.  Se extiende al sur de la calle 86, tiene dos alturas, una estatua de Peter Pan y hay una asociación de vecinos voluntarios que lo mantiene impoluto. Es frecuente ver a las parejas y familias, con una cesta de picnic, sentarse sobre la hierba mientras contemplan el rio y ven correr a los más deportistas y jugar a los niños. El parque está declarado "petfriendly"  ya que por allí corren y juegan a sus anchas los perros del Upper East. Volviendo al cine, este parque sale en la película de Spike Lee 25thHour, protagonizada por Edward Norton. Hay muchos parques en Nueva York, pero el Carl Schurz merece una visita igual que el barrio que lo rodea, calmo y netamente neoyorkino.



8.-Coger el ferry a Staten Island y bañarte en South Beach. Durante los meses de verano, los neoyorkinos huyen del calor de Manhattan para bañarse en alguna de las playas cercanas: Rockaway, Connie Island o las de Staten Island. Con el calor, no hay nada más refescante que coger el ferry a Staten Island, totalmente gratuito, y, además de disfrutar del maravilloso skyline neoyorquino durante el trayecto, llegar a South Beach. Fuera de la terminal del ferry se coge el autobús 51 para ir a la playa y que además para en el famoso Fort Wadsworth por si se quiere hacer un poco de turismo. Sout Beach tiene un largo paseo marítimo y es un destino familiar perfecto para darse un baño en el Atlántico junto al gran arenal, entre canchas de baseball y baloncesto. Hay puestos de comida callejera como perritos calientes o helado pero si se quiere disfrutar de marisco o pescado fresco está también en restaurante Sur Fin Grill que tiene una terraza frente al mar en la que además se sirven cócteles y hay música las noches de verano. De día, los turistas toman el sol mientras se disfruta de las vistas del puente de Verazzano que fue remodelado tras los daños que le originó el huracán Sandy.


9- Cruzar andando el Puente de Brooklyn y ver el skyline desde Brooklyn Heigths. Este puente es probablemente el más fotografiado del mundo y ha sido escenario de decenas de películas como Los Vengadores, El caballero oscuro o Soy Leyenda. Es apabullante cruzarlo a pie y volverte y contemplar la ciudad a tus espaldas. Arranca junto al City Hall de Nueva York y sus gruesos cables de acero y sus torres neogóticas lo han convertido en una de las imágenes más características de la ciudad. Aunque durante años fue el puente colgante más largo del mundo, la realidad es que mide 1,8 kilómetros así que atravesarlo andando está al alcance de cualquiera. Tiene dos niveles: el inferior por el que circulan a diario más de 145.000 vehículos y el superior para bicicletas y peatones. Y desde allí hay que continuar el paseo hasta la Brooklyn Heigths Promenade con una de las vistas más hermosas de la ciudad. Sitio ideal para ver el atardecer.

10.-Visitar el nuevo observatorio del World Trade Center, el más alto de Nueva York. La nueva joya de Manhattan es el One World Trade Center o Torre 2 que desde mayo de 2015 cuenta entre sus plantas 100 y 102 el mirador más alto de la ciudad. La entrada cuesta 32 dólares y es mejor sacarlas por internet y evitar las largas colas de turistas. El observatorio no tiene ninguna parte o balcón exterior pero ofrece la vista más completa-360 grados- de la majestuosidad de Nueva York. Tiene tiendas de recuerdos carísimos y una cafetería donde no merece la pena parar en absoluto. Nada más entrar te envuelven las voces de los trabajadores que día y noche pusieron todas sus fuerzas en levantar este rascacielos: ingenieros, albañiles, arquitectos...Siguiendo por un pasillo te muestran-todo muy americano-la roca madre de la ciudad que sirve como símbolo de los cimientos de los rascacielos que presiden la Gran Manzana. Y de ahí a uno de los cinco ascensores que te suben al Observatorio y que son en si un espectáculo porque recrean en un minuto el desarrollo urbanístico de la ciudad desde 1500 hasta la actualidad. Un viaje que termina justo al llegar a la planta 102 del edificio. La panorámica es sencillamente espectacular.  

11. Recorrer el High Line Park y el Mercado de Chelsea. Y para acabar el recorrido de parques en Nueva York hay que ir al High Line Elevate Park construido sobre una antigua línea ferroviaria elevada que se construyó en los años 30 para desarrollar el lado oeste de Manhattan. Es un relajante paseo de 2 kilómetros entre rascacielos y viejos edificios de ladrillo a unos cuantos metros sobre el asfalto. Está en el Meatpacking, que hace 20 años era un barrio casi marginal y ahora está lleno de restaurantes, galerías de arte y tiendas de lujo. Para acceder a la pasarela hay una escalera junto al Chelsea Market, un mercado ubicado en una antigua fábrica de galletas en el que hay que pararse a comer sushi, ostras, marisco, crepes, helados e incluso latas gourmet de la marca española Ortiz que se exponen al público. También hay tiendas de artesanía, de productos para el hogar o ropa vintage.




12: Comprar en B&H o en alguna tienda singular de Manhattan. Te guste o no la tecnología, los ordenadores, el video o la fotografía alucinarás en B&H Photo Video, más conocida como la tienda de los judíos, muy cerca del Madison Square Garden. Allí encontrarás de todo lo que vayas buscando de video o fotografía, bien nuevo o de segunda mano, a precios competitivos y con una logística de venta muy particular. La tienda es enorme, tu te diriges a un empleado y rápidamente por unos railes que van por el techo desplazan unas cestas metálicas con tus pedidos desde los almacenes hasta las cajas donde pagas. En su mayoría, los dependientes son judíos ortodoxos y es imposible imaginar lo que facturan cada día. Tienen un gran catálogo para que puedas además comprar por internet pero sin duda la visita es fascinante.  Para los amantes de los comics, entrar en alguna de las tiendas de Midtown Comics también será una grata experiencia. Tienen tres establecimientos en Manhattan, luminosos, espaciosos y muy originales.
Hasta la tienda de Apple, frente al Hotel Plaza en la Quinta Avenida, tiene una visita. Es un enorme cubo de cristal que ha recibido numerosos premios por su diseño y la tienda es subterránea. Es un lugar perfecto para fisgar entre las últimas novedades de Apple pero también tiene un Genius Bar donde puedes recibir asesoramiento o reparación de cualquier producto de la marca. Está abierta las 24 horas de los 365 días al año. Para comprar, la verdad es que no note diferencia de precios entre esa y cualquier otra tienda Apple de España. Tiene wifi libre para que puedas conectarte, dato interesante para los viajeros.